Los ciudadanos de la Región necesitan nuestro trabajo. El 83% de las mujeres líderes encuestadas afirman que NECESITAN capacitación en habilidades de liderazgo y cómo colaborar para lograr un impacto.
México necesita nuestro programa. La tasa de pobreza y la desigualdad salarial son elevadas y pueden estar aumentando a pesar del aumento del presupuesto de desarrollo social. Se necesitarían 120 años para reducir la brecha entre los más pobres y los más ricos de México. La planificación del desarrollo en México claramente necesita cambiar.
El debate mundial sobre cómo reducir la desigualdad de ingresos y derrotar la pobreza necesita nuestro trabajo. William Easterly, un respetado economista estadounidense del desarrollo, sostiene que el éxito del desarrollo sostenible de las comunidades pobres debe estar orientado de abajo hacia arriba, ser previsor y basarse en los derechos económicos y políticos individuales (La tiranía de los expertos).
El «libre desarrollo» de Easterly requiere que las personas libres ejerzan libremente estos derechos.
Esto conduce a un sistema exitoso de resolución de problemas que fomenta una amplia participación de la comunidad y un compromiso coherente y respetuoso entre los ciudadanos y el gobierno.
Sin embargo, las iniciativas de desarrollo de arriba hacia abajo implementadas por «expertos externos», ya sean de la Ciudad de México o extranjeros, siguen siendo la teoría dominante del desarrollo (véase el Informe Wilson Center 2015 como ejemplo). Estos esfuerzos se basan en una ilusión: la pobreza es un problema técnico susceptible de soluciones técnicas que los actores externos pueden aplicar mejor.
Los problemas técnicos de los pobres, como la inseguridad alimentaria, el analfabetismo o el acceso inadecuado al agua potable, son reales y exigen la atención de los que trabajan sobre el terreno, así como de expertos nacionales e internacionales. Pero sólo son síntomas de pobreza.
La causa fundamental de la pobreza, Y de la creciente desigualdad social y económica entre ricos y pobres, en el México democrático (y en países como los Estados Unidos) es algo diferente. Es una ciudadanía mal educada que desconoce su realidad potencial de desarrollo humano, sus responsabilidades cívicas y sus capacidades inherentes, como individuos y en colaboraciones basadas en los derechos económicos y políticos.
Nuestras compañeras pobres quieren aprender y trabajar. Quieren hacer demandas inteligentes al gobierno. Quieren utilizar sus derechos económicos y políticos para crear sus propias soluciones a los problemas, es decir, para impulsar su propio desarrollo.
Otra verdad. Se enfrentan a una mirada de desafíos para lograr sus deseos.
Nuestro programa de empoderamiento ciudadano, de varios años de duración y con visión de futuro, está diseñado para satisfacer sus demandas. Fortalecemos sus capacidades de liderazgo y la comprensión de las virtudes cívicas y de las redes de la sociedad civil que desean y necesitan.
Además, los acompañamos en el difícil período inicial, cuando los desafíos son los más abrumadores. Y, si bien es una pequeña ONG mexicana, nuestro modelo está diseñado para extenderse por todo el país y más allá de otras repúblicas como los Estados Unidos.
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